Uno de tantos recuerdos con sabor a ti se destiñe desde las baldosas frías, primero la planta del pie derecho, o izquierdo, no estoy seguro, aun estoy medio dormido, pero igual q todas las mañanas lo único prístino es tu presencia en mi olfato.
Ese perfume maligno de tu cuerpo en la mañana, esa primera mañana juntos en un hotelito en la costa del sol. Más tarde tu cuerpo tendido bajo la luz tenue del atardecer, luego el amor, el sexo y otra vez el dolor.
Tus pies en mi boca, tus muslos en mi lengua y otra vez tu sexo en mi sabor. Tus nalgas en mi pecho, el amor. Tus ojos en los míos, tu ardor en mi garganta, tus manos en mi espalda, tu espalda en mi ombligo y otra vez tu pelo en mi olor.
Un día mas pensando en quien será el inmerecido dueño de tu presencia. La tarde muerde el horizonte rojo de esta ciudad q nos vio morir por primera vez, el poema del beso a la luna q te estremeció de poro en poro. El loco aún vaga errante esperando q alguien le preste cinco pesos de atención.
El amor, tu.
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