La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.

La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.
Un poco de como se ve el mundo desde mis ojos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Del viejo Blog

La ultima carta.

Fue como el último trago, y después decir no vuelvo a tomar jamás.
Hoy la encontré bajo el gato muerto; decidió morir a la sombra de un árbol, depronto creyó q le quedaban mas vidas y sintiéndose cansado, en ese adorno centenario al lado de la calle Montenegro, se recostó a tomar aliento, bajo una fotocopia q anunciaba un perro perdido, con pedigrí por supuesto, por el q tal vez un niño este llorado… nadie llora al gato.

Esas cartas aparecen y se esfuman fatuas en el viento. Ellas mismas siempre creen ser las últimas, son como las esperanzas de los resucitados, las creemos así también.

Mañana otra aparecerá, rara como encendida, disfrazada de tango, rolling stones en los buses, donde una desprevenida señora lee a Neruda, quizás no lo entiende pero lo disfruta, ¿alguien entiende a Neruda? así se disfrutan las estaciones sobre la cordillera, la ultima carta, así será.
Misteriosa y sin sentido aparente.

Esa cabala de ultimas cartas solo se aprende observando desprevenido el horizonte, mirando allá, donde el mar y el cielo hacen el amor en forma lineal, en esa forma q describe uno encima de otro.
Es inusual q tengan derecho o revés, tan inusual como inútil es buscar su sentido; atención, no tienen sentido aparente, es necesario se cabalistas, es necesario errar.
Debe mirarse una ciudad desde un mirador bastante peligroso, y con miedo a morir bajo el cuchillo oxidado de algún facha desadaptado, tremenda redundancia.

En un cigarrito de media noche a media luz, pueden aparecer. Se ven sensuales, esas son muy peligrosas, son como el olor persuasivo de una mujer hermosa esperando ser amada fuerte y profundo.

Bajo la ducha de la residencial suelen esperar secas. Despiertan generalmente con el olor de un jabón barato, lavando un cuerpo a medio usar y como siempre solo por vanidad, solo para encajar en algún bar . Aunque amor y dolor se parecen, no son la misma cosa, no se sabe cual de los dos es el motivo del otro, así las cartas ultimas y penúltimas deben ordenarse a conveniencia, meticulosamente.

Ojala la suerte sonría de nuevo y aparezca un manojo de cartas, de cualquier forma se deben administrar con inteligencia, de eso se trata el juego, como en el poker, no se debe estar pendiente de las cartas en tu mano, sino de las q se han jugado. No se debe olvidar el numero exacto de cartas con q se cuenta, no caer en el imperdonable pecado en q he caído hoy, al poner sobre la mesa esta Ultima Carta. Y no fue precisamente el as de corazones.

Alx.

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