La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.

La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.
Un poco de como se ve el mundo desde mis ojos.

martes, 20 de mayo de 2014

Un año hace cuatro días. La agonía.

No sabría cómo empezar estas letras aunque de repente noto que ya lo hice. Esta capacidad de expresar con mi lenguaje lo que siento, es corta, digamos, limitada cuando de hacer un recuento se trata...

Y es que se trata de ti, del santo grial de mis anhelos. Nada menos que ese manojo de ilusiones resumidas en tu mágico número siete. Por ahí cuando empezábamos a desnudar nuestros egos hice alguna vez un recuento numérico de tu perfil. ¿Y quién hace eso? Creo que ya vas sabiendo que ese tipo de cursilerías son propias solo de un hombre que ama con el alma desnuda... Alma que tu mi reina has desnudado con tu sonrisa.

He sido quien finalmente quise ser, un hombre auténtico, leal. He sido un hombre porque tú no mereces menos que eso. Sin hablar de astralidades muy puntuales para mí; esas cosas de vidas pasadas, de universos creados y credos adoc. Hablo de lo que vivo. Hablo de lo que siento. Hablo de lo que al final del día vale la pena resumir. Hablo de la única verdad. La verdad del amor.

Esa palabrita tan compleja para muchos de nosotros y por demás inexplicable. Esa palabra muchas veces ajena pero siempre constante en nuestras almas. Amor, amor, amor.

¿Y cómo no amar ese pedacito de cielo que llegó a mi vida en un accidente del azar?

¿Cómo no amar tu esencia divina que ilumina los segundos de un ser esquivo y solitario?

¿Cómo no amar cada gesto que desbarata en segundos mi armadura dejando al aire todo eso que un día enterré en lo más oculto de mi pecho?

¿Cómo no amar todo lo que eres muchas veces sin pretender serlo?

Todo esto e incontables cosas eres para mí. Lo que se puede y no se puede decir. Eso que solo tú y yo conocemos de cada quien desnudos en cuerpo y alma.

Un año después me descubro enamorado, me descubro descubriendo un mundo nuevo en tu piel. Me invento de nuevo en tus experiencias. Me veo en tus ojos, me muero en tus odios para renacer en tus besos.
Repaso con frecuencia obsesiva cada segundo de ese primer día. El día en que supe que eras tú. La respuesta exacta a cada uno de mis escritos. Un día a la vez, un mes a la vez. Un año a la vez.

Se que me lees. Sabes que te leo...

No puedo pedir más; si lo hiciera sería el peor de los canallas. Todo ha sido perfecto, las pruebas, los compromisos, las peleas. Define: perfecto. Tus letras en ese primer día de hace un año son testigo perenne de lo que para ti fue, perfecto. Las mías son solo eso; cómplice mudo de mi alegría.
Quedan un millón de recuerdos dando vueltas por ahí, creados adrede y que ahora existen materiales en algún lugar de nuestras personalidades esquivas. Un millón de besos dignos de ser vividos, dignos de ser repetidos, uno a uno. Queda mi miedo colapsando en ese primer y dulce beso. Queda tu primera vez, también fue mi primera vez (sí, Arjona).  Muchas fotos en carpetas del corazón. Esas tres líneas en el tatuaje, códigos que solo los dos conocemos. Tu olor, tus latidos. Tú presencia en todo lo que hago. En mis dedos, mis pupilas, mi caminar seguro. En mi olfato, en mi piel. En lo primero que pienso al despertar, en lo que quiero soñar.
Quedan más que un montón de días vividos con sus tardes acolitando nuestro secreto. Queda lo que no se dijo y lo que se dijo de más. El puñal en el pecho, ahora sin sangre en el piso. Tu poesía, tus escritores, los libros que leímos, nuestras canciones, tus canciones… el secreto culpable… lo que dejamos atrás.
Hoy la incertidumbre es un lastre muy difícil de cargar, pero igual como muchas cosas, no importa. Pesa más aferrarse a lo divino, pesa más el grito ensordecedor de mis manos reclamando tu piel, esa piel que hiciste mía. El privilegio.
Es un círculo infinito, la rueda mágica. En ti queda lo mío. Queda todo lo mío, los detalles solo tú los conoces. Una rueda que seguirá dando vueltas por el cielo imparable aunque queramos, el diario vivir insulso si no estás en mis segundos. Compruebo que vale la pena tanto amor porque no ha sido un amor cualquiera, me aferro al deseo, no a la idea. Me aferro a lo que se siente, no a lo que se piensa. Todo esto que ha pasado, de haber sido pensado, simplemente no sería, y ahí está la prueba.
Que me borren cada recuerdo tuyo, así como muchas veces lo ha olvidado a propósito mi alma en cada reencarnación. Que se pueda vivir muchas vidas en una sola. Que seas de nuevo una desconocida. Que sea yo otra vez un vagabundo errante. Que el destino conspire de nuevo y cruce nuestras líneas. Que seamos de países diferentes, de culturas diferentes. Que nos vuelvan a poner en las caras opuestas de la moneda otra vez. Que nos vuelvan a diseñar dispares. Que no se pueda concordar en nada. Que las posibilidades de encontrarnos vuelvan a ser cero. Me arriesgo porque sé que si te vuelvo a encontrar, te vuelvo a elegir. Le juego la apuesta a lo que sea sin miedo a perder porque ya te he perdido. Me arriesgo porque sé que volverías a elegirme.
Se lo que somos y lo que sentimos.
Sin afán, sin pretensiones. Como todo empezó, sin la obligación. El luto del pasado, la bendición de lo incierto. De nuevo la conspiración del despertar. Segundo a segundo. Beso a beso. Una caricia a la vez, un deseo a la vez, un olvido a la vez, un año a la vez. Pasó a paso...
Un día a la vez mi amor. Eternamente tuyo.

.Alexcritor.




lunes, 5 de mayo de 2014

Dia 1.



Repaso cada segundo de nuestros primeros días, recién puedo escribir aun con los dedos temblorosos, el golpe fue demasiado fuerte.

Abro los ojos y descubro un hilo de sol intruso por mi ventana y la cortina que corríamos para hacer el amor. Es inmediato como tu recuerdo me aborda y me apuñala, son dulces estocadas que atraviesan lo fuerte de las costillas como mantequilla y rompen el corazón en pedazos, son mil puñaladas en una… y lloro otra vez. Maldigo otra vez, golpeo la cama que nos vio ser uno, la misma que vio fundirnos en placer y testigo de ese amor de almas. Eso que solo sentía contigo, eso que solo sentirás conmigo.
Me rebelo ante la pérdida pero renunciar es la única opción, lloro… me arrastro. Empiezo a escribir una canción. Eres el amor.

En el closet alguna ropa tuya, unos zapatos que nunca te pones, ahí abandonados, antes insignificantes, ahora protagonistas, me miran como incitando a que te los regrese pero uno por uno y así tendría dos pretextos para verte, me hablan y no se quieren ir, quieren que vengas por ellos... En el baño tu peine, tu cepillo de dientes, tu maquillaje. Nuestro jabón y otros miles recuerdos del amor.

A esta hora debes estar ya en la Universidad, lo sé por las tantas veces que en la mañana me escribías al despertar, lo sé por las veces que no fuiste para venir a meterte en mi s entrañas.
Muero sin tus noticias, no tengo celos. Muero sin tus besos, sin tus caricias muero.

Lo dice todo el último poema de Benedetti que me dedicaste. Lo dice todo la última foto que me mandaste. Lo dice todo la lengua afuera de tu perro. Lo dice todo que tu pijama favorita sea mi buzo gris. Lo dicen todo en un silencio estridente.

Voy al trabajo, no tengo hambre, soy un zombi. Y aunque ya lo sabes y todos lo saben, este tipo de muestras de afecto se ven como humillación. Sé que eres diferente, sé que no ves esto como debilidad. Sé que me piensas, sé que me extrañas, sé que soy lo primero en tu mente al despertar. Sabes que sin tu amor estoy vacio, sabes que las heridas y las ofensas se las llevan los días y detrás de ellas queda el vacio que solo nos llenamos los dos.

Comienza la histeria, el frenesí, la desolación. Comienza la muerte lenta, la inanición.


Compruebo que había dejado de escribir porque estaba lleno de ti. Mis letras no mienten, cuando escribía era en privado y para ti. No me apena estar así, no me apena demostrar que amo. No me apena haber perdido porque el universo erró en su reloj. Solo es el día primero de esta procesión. Mañana quizás vendrá el recuento, medicina y veneno. Mi amor no es un amor puberto… es el amor de un hombre aferrado a lo único cierto. Un beso te dejo…


No moriré si te pierdo, pero si te pierdo. Me muero.