La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.

La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.
Un poco de como se ve el mundo desde mis ojos.

martes, 20 de marzo de 2012

A Nohora Murcia Poveda.


Siempre, en todos los cielos desfila la misma luna. Siempre desfila el amor en todas sus expresiones. En todas las sensaciones se reconoce de alguna forma nuestra naturaleza mortal y divina. Lo necesario es el lente; la forma en que se puedan percibir esos cielos, esas lunas que al final, es solo una.

Recuerdo un texto que en su momento no pude comprender en su totalidad pero que va tomando forma con el paso de los años: “Cuando por fin se atrevieron, con disimulo al principio y después con total franqueza, tuvieron que sonreír. Estaban extraordinariamente orgullosos. Por primera vez habían hecho algo por amor” El Perfume.

Son muchas las razones por las que este final quedó tallado en mi memoria. Y en este punto debo decir que solo el final de otro libro me ha parecido tan memorable. El final de “El señor de los miedos” era algo así como: “… las últimas palabras que usted lee”

La recuerdo altiva, elegante; la recuerdo brillante. Recuerdo su energía. Ella es del tipo de personas que pasan por tu vida dejando huellas eternas.

La primera vez que me atreví a escribir fue por amor; un dulce amor adolecente que llena mis sentidos de fervor cuando lo evoco. Sin embargo, no fue esa la vez que más recuerdo. Supongo habrán sido algunas letras rebosantes de inocencia que hoy tildaría de cursis.

Las letras que mas recuerdo fueron las que daban inicio a una carta que le escribí a mi madre cuando mi vida empezaba a ser caótica. Cuando mi adolescencia abría la puerta al mundo que se me pintó real, pero mas que real, cruel. Cuando mi cuartel de soldaditos de plástico y mis carritos de batman no tenían espacio en un mundo lleno de hienas, ratas y vampiros. Cuando de repente tienes que trabajar para comer y pelear para no perder lo ganado. Fueron esos tiempos los que me hicieron caer en la cuenta de su enorme valentía. Esa señora que alguna vez también fue niña. Esa mujer que en un suspiro adolecente me trajo al mundo y fue capa y escudo. La mujer que pudo haber forjado un corazón maldito y haber criado otra rata, hiena o vampiro, pero que en su lugar puso la semilla del amor en mí… “Para el tierno motivo que realza el horizonte de mis emociones. Mi madre” Así comenzó la carta que le escribí. La frase era plagiada por supuesto, pero es lo que mas recuerdo.

El gusanito de las letras ya paseaba entre mi cerebro y mi corazón cuando la conocí. La recuerdo imponente, muy hermosa por cierto.

Mis letras por ese entonces solo alcanzaban para una que otra canción y un par de poemas desaliñados. Las canciones de vez en cuando regresan y los poemas se quedaron en algo que tuve que llamar Poesía Incoherente. Poesía que nunca publico. Poesía que jamás vuelvo a leer.
Aron Nora fue la culpable de la mayor de mis dichas. Gracias a ella encontré la ruta de escape a mis emociones. Por ella el mundo tiene un asesino menos y un aspirante a escritor mas.
Hasta conocerla pensaba que para ser escritor era necesario estudiar literatura y vivía sumergido en esa trampa únicamente como justificación al miedo de tomar el riesgo de la palabra escrita. Ella fue mi Morfeo y yo su Neo.

Ella se llevo mi miedo a escribir. Con sus palabras llenas de realismo mágico se encendió en mis entrañas este fuego que me quema cuando no escribo. Cuando ella puso en su libro un pedazo de mi canción se rompieron las cadenas que me ataban a mis miedos y la fuerza del dragón se hizo luz en mí. Solo tiempo después fui consciente de la magnitud de ese acto.

Ha pasado el tiempo mi respetada señora. Quizás olvidó sus enormes palabras. Quizás nunca se lo agradecí. Hoy, con estas letras espero poder hacerlo.
“Para ser escritor no es necesario estudiar literatura en ninguna universidad; 
para ser escritor lo que tienes que hacer es escribir”
Aron Nora.

Desde mi alma vagabunda.
GRACIAS INFINITAS.



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