La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.

La ventana abierta de mi alma vagabunda. Soy Yo.
Un poco de como se ve el mundo desde mis ojos.

viernes, 2 de marzo de 2012

El color de los sueños.

Los de mi amiga Ari son coloridos, hermosos. Ella captura momentos con una Canon y luego los vuelve eternos en su computadora a ritmo de Wagner, Vivaldi o Bach. La gente lleva sus recuerdos con ese color surrealista pasado de amor y dedicación. He visto como su trabajo vuelve perenne eso que alguna vez fueron sueños. He visto sus caras llenarse de luz, he visto los mejores atardeceres y soy testigo del milagro de las sombras.  Me conmueven esos objetos llenos de vida y he visto sonrisas que gracias a mi amiga Ari, serán eternas.

Mi amigo Mario, eterno vagabundo de las ideas, eterno imaginario capaz de entrar en sus mentes y extraer con exactitud eso de lo que aun no eran ni siquiera conscientes. Sus sueños vagan con él por el sur en medio de los tangos, el fernet y los calores propios del verano porteño. Hay un color que compartimos; más bien es una gama de colores que compartimos, colores  blanco azulado del polo sur, colores ocre, colores amarillo rojizo, un digno atardecer para nosotros abusadores de abusos,  mientras tomamos una botella de armañac fumando un cohiba.

Martica pinta sus sueños de cuero, con sus dedos dibuja sueños de colores para todos los oídos, con su voz grafitea sueños de todas las escalas. La Marta que conozco es dueña absoluta de las cuerdas rebeldes de su bajo y mi guitarra. Esa niña que me recuerda desde que tiene memoria, posee la magia de la música en su pecado; tiene la melodía amarrada a sus dedos. Es culpable de todos los cargos que se le puedan imputar a un músico sin miedo. Es culpable de que a veces yo siga soñando con escribir canciones y sobre todo es culpable de que mis sueños musicales aún no se tiñan de blanco y negro.

Los  dueños del color de los sueños de una vida larga y tranquila son Mauro y Penril. Sus sueños llevan la cadencia de la sabiduría y llevan consigo el color de ese nuevo amanecer. Sus sueños son como sus actos llenos de bondad y entrega sin reserva.
A Mauro lo hace feliz su colección de Volkswagen donde sueña que lleva a toda su familia; incluidos nosotros, sus peores amigos  y su santa y hermosa madre que de seguro lo espera en el cielo con un Volkswagen de nubes y por chofer un tal San Pedro, vestido de felicidad y otros sueños de colores impensados. Mauro no merece menos.

A Penril sus alumnos, sus complices, sus primos, sus sobrinos, sus parceros, su piano. Que digo? Su chimba de piano… su madre, su abuela, su familia… su música. Mi borrachera en su casa pintada con canciones desafinadas, vomito en el balcón y su encantadora novia. Esa bendita botella de Buchanans color verde esmeralda, color verde brillante gracias al largo año de espera… Penril, hombre de actos puntuales y pocas palabras. Los sueños de Penril preguntan porqué mis sueños no admiten colores mas suaves o en sus palabras… tranquilos. Nuestros sueños en tu balcón tienen el mismo color; el color de una ciudad iluminada a nuestros pies.

No creas que olvido que el color de tus sueños se pinta con un changarrito en Argentina mi amada Laurita.


El color de los sueños, el color del despertar. El color del amor, el color de soñar.
El color del coraje. El color del miedo. El color del dolor. El color de volar.
El color del sentir.
El color de saber que aunque pasen los años… hacen faltan colores para colorear.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

:)

Mauro dijo...

Hasta los mejores-peores amigos tienen el mejor lugar reservado pa volar con nuestros corazones vagabundos...

MUJER Y MÚSICA dijo...

me encantan los colores...