Días de trabajo intenso, tal vez solo así me pierdo, o me encuentro. Una nota, un estribillo, mil canciones y otras tantas que se quedan solo en poemas. El escritor hedonista que no muere pero que tampoco respira... Sensaciones nuevas sin que alcancen a ser sentimientos; el bar, el whisky, la madrugada de mi ciudad, el escritor hedonista ahora cantautor. La falacia del olvido, el recurrente perdido, el siempre nuevo perderse en emociones confusas. En recuerdos que otra vez he pedido.
Y ella con sus labios rojos estridentes siempre en mi voz desafinada, en mi rara voz a la madrugada con la que a menudo convivo.
El vapor del asfalto mal puesto. Este calor que solo evoca nuestras tardes de ventilador.
Este supuesto alejarse fingido. De esta vida de gitano el hedor... Contener letras a fuerza. Un texto sin respuesta y esos arreglos del maestro Levy en la escena. Nada mas queda. Un par de ocasos y muchas albas vacías. Canciónes vacías, memorias vacías, guitarras dolidas. Nuevas despedidas recién paridas. El punto final queriendo ser coma. Una nueva canción que tímida, se asoma.
... Y así, y así, y así.
Lo se. Todo va estar bien. Lo mejor de morir, es resucitar.
Lo se.