“ La interrupción ocurrió porque yo me encontraba ante un
montón de problemas: sufría una crisis creativa, y, a la vez, personal. Como la
última no tenía relación, o muy poca, con la primera, sólo es necesario aludir
al caos creativo. […] Aún cuando era bueno, vi que jamás trabajaba con más de
la mitad, a veces sólo con un tercio, de las facultades que tenía a mi
disposición. ¿Por qué? El problema era: ¿como puede un escritor combinar con
éxito en una sola estructura todo lo que sabe acerca de las demás formas
literarias? […] Ahora, me sitúe a mí mismo en el centro de la escena, y de un
modo estricto y sobrio, reconstruí conversaciones triviales con personas
corrientes. Tras escribir centenares de páginas sobre esas cosas tan simples
terminé por desarrollar un estilo. Había encontrado una estructura dentro de la
cual podría integrar todo lo que sabía acerca de escribir. Entretanto, aquí
estoy en mi oscura demencia, absolutamente solo con mi baraja de naipes.
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